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El viento del odio sopla cada vez más fuerte. Las personas diferentes y la comunidad LGBTQI+ son los objetivos más afectados. Para combatirlo hay que permanecer unidos y luchar. Con palabras y hechos. Pero se necesita valor para hacerlo. A Aitziber Garmendia no le falta, ya que como actriz, en el escenario y ante las cámaras, nos regala personajes que nos hacen reír y relajarnos, pero como mujer siente la necesidad de dar la voz de alarma y hablar de la importancia de defender el amor libre.

Aitziber Atienza es actriz. Tan especial que te preguntas si es real o no. Porque parece fruto de la imaginación, un dibujo animado, un ser especial con apariencia humana capaz de expresar todo tipo de matices solo con su rostro. No necesita palabras. Bastan sus expresiones y la forma en que mueve su cuerpo, añadiendo otros matices a los personajes que ha regalado y sigue regalando al público, sobre todo en el teatro, en ese escenario en el que descubrió sus poderes mágicos, pero también ha destacado en series de televisión y películas. Recomiendo ver la película Enjambre y la serie de televisión Muestros S.L.

Aitziber Atienza es una mujer valiente que defiende el derecho a amar, en su caso a amar a otra mujer, y esta vez sí, utilizando las palabras. Ella da la cara, en las redes sociales alguien la ha insultado escondiéndose detrás de un nombre ficticio. Como si hablar públicamente de la propia intimidad y de las experiencias personales, incluidas las más dolorosas, diera derecho a los demás a juzgar, de una manera tan cobarde. Un par de meses después, Aitziber aceptó hablar conmigo, sin conocerme. Confió en mí después de echar un vistazo a mi «trabajo» y siempre le estaré agradecida por ello. Esa pequeña tensión por la responsabilidad que sentía ante la idea de entrevistarla se disipó inmediatamente con la primera sonrisa, al cabo de un segundo. A partir de ahí se inició una charla muy larga e interesante, entre la pasión por la interpretación y la construcción de sus personajes, y la comparación con el peligroso clima de odio que se está extendiendo y que no solo afecta a la comunidad LGBTQI+. «La única forma que conozco», dice Aitziber, «es luchar por defender el amor libre. Ser muy conscientes y muy constantes en no dar un paso atrás, porque si no, lo perderemos todo» .

La entrevista completa está disponible en YouTube y Spotify. Aquí reproduzco la parte dedicada a la diversidad y la libertad de amar, con una perla de su abuela Juanita que podemos hacer nuestra, como ha hecho Aitziber.

¿Qué opinas de las personas diferentes?

Me parece enriquecedor. No considero que ser diferente sea algo peyorativo, no es nada malo ni despectivo, ser diferente me parece que ofrece al mundo algo diferente y eso siempre es positivo para mí. De hecho, cuando conozco a una persona que es muy diferente a mí o muy diferente a las que he conocido hasta ahora, me atrae, quiero saber más sobre esa persona porque  de repente me hace ver cosas que no había notado antes y para mí eso es muy positivo. Por ejemplo, recuerdo que cuando era niña todos mis compañeros y compañeras de clase escuchaban un tipo de música y vestían de una manera específica, yo escuchaba todo el tiempo  las canciones de Grease y me vestía como Sandy. Era una loca, era la diferente, pero vivía esa diferencia de forma positiva. Mis compañeros nunca me juzgaron, me veían como la diferente, pero no como algo malo. Todos tenemos la posibilidad de ser diferentes, algunos eligen serlo, seguir su impulso, y otros deciden pertenecer a la mayoría y ya está, sin salir de ahí. Yo siempre estoy a favor de la diferencia y de que cada uno aporte su color a este mundo, porque si todos fueran grises, azul marino o naranjas, todo sería del mismo color.

En una entrevista hablaste de la importancia de defender el derecho a amar, que es algo fundamental en la vida de cualquier persona, pero no es así. ¿Qué tan difícil es hablar del amor libre? Para mí, fuiste muy valiente. 

Para mí no hay otra manera, lo curioso es cuánta libertad hay para odiar y que se acepte el odio, pero no el amor. Me cuesta entenderlo, no sé en qué tipo de mundo vivimos, pero me cuesta entenderlo y aceptarlo. Nadie debería opinar sobre las formas de amar. ¿Cómo se puede pensar que no podemos amar a quien queremos? Muchos no piensan así y hoy en día, en que en las redes sociales se fomenta tanto el odio y el rechazo, me parece muy importante que hagamos una demostración o una lucha a favor del amor libre. No te incumbe en absoluto que me case con un chico o una chica, así que ¿por qué das tu opinión? Pero es difícil hacer que lo entiendan.

En Italia se habla muy poco de todo lo relacionado con el tema LGBT, hay poca representación y por eso miro con mucha admiración a España, porque claro, también habrá problemas en España, pero hay más derechos y hay mucha representación. ¿Qué importancia tiene para ti y cómo debería ser una representación positiva y real, sobre todo del amor entre mujeres o entre hombres?

Para mí, lo ideal sería que no fuera un tema de conversación, es decir, que fuera tan natural como la vida misma y que a nadie se le ocurriera decir «ah, pero esta chica está con otra mujer», que nadie se sorprendiera. Para mí, ese sería el punto perfecto, pero estamos lejos de él, así que, si no lo hemos alcanzado, no nos queda más remedio que luchar y hacer todo lo posible por acercarnos al menos. Si quieres que te diga la verdad, para mí estamos muy lejos de eso y es cierto que aquí se ha avanzado mucho en los últimos años, pero últimamente estamos retrocediendo, poco a poco, pero estamos retrocediendo.

Me han dicho que en España la situación es mejor en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero que en las ciudades pequeñas no todo es perfecto. 

Incluso en Madrid ahora hay más agresiones y más movimientos homófobos que hace unos años, es como si se permitiera el odio, el discurso del odio está ganando terreno. Así están las cosas y creo que debemos ser muy conscientes y muy constantes en no dar un paso atrás porque, de lo contrario, lo perderemos todo.

Hablar es importante para mí, lo que intento hacer es hablar de ello. ¿Qué más se puede hacer, en tu opinión?

Creo que el arte, por ejemplo, tiene una gran responsabilidad y un gran poder en ese sentido, para mostrarlo y apoyarlo. Las instituciones y los gobiernos, por supuesto. Creo que ayudaría si, por ejemplo, los delitos de odio se persiguieran realmente, si se castigaran efectivamente, porque no es posible que hoy en día te puedan llamar de cualquier manera solo por ser homosexual y que nadie pague por ello. El anonimato en las redes sociales creo que es una lacra y un peligro porque todo el mundo puede opinar sobre todo detrás de un nombre ficticio sin decir realmente quién eres, este soy yo y esto es lo que pienso. La opinión de odio sería igual de fea, pero al menos la expresas mostrándote. Creo que hay muchas cosas que se pueden hacer y con el arte intentamos hacerlo y siempre lo hemos hecho, para eso sirve el movimiento cultural, pero ni siquiera nosotros solos podemos hacerlo. Creo que es necesaria una respuesta colectiva.  

Hay quienes dicen que si se habla demasiado del movimiento LGBTQI+,  en lugar de ayudarlo, se lo margina aún más. ¿Qué opinas?

Hay una realidad que no se puede negar y es que no tenemos los mismos derechos ni disfrutamos de los mismos privilegios. Sí, somos diferentes. Quiero decir que no partimos del mismo punto. Cada persona es un universo y es diferente del resto, pero como colectivo creo que no debería haber tal diferencia. Si existe es porque, lamentablemente, no partimos del mismo punto. Si mañana no fuera necesario crear esa sección especial para personas LGBTQI+, sería fantástico, porque significaría que hemos alcanzado ese objetivo y que ya no tenemos que situar al colectivo en un lugar diferente, pero hoy en día no es así.

¿Cómo ha sido para ti? Si puedo preguntártelo.

Es algo que para mí es muy natural. Siempre me he sentido libre para tomar mis propias decisiones, no solo a nivel personal, sino también a nivel emocional y profesional. Es importante saber dónde estás y sentir que no tienes que dar explicaciones a nadie, que simplemente haces lo que te parece correcto y natural para ti. Recuerdo una frase muy sabia de mi abuela, porque ella sabía que yo estaba con una chica. En el pueblo, alguien se le acercó y le dijo: «Juanita, me han dicho que tu nieta está con una mujer», y la respuesta de mi abuela fue: «¿Y eso te quita de comer? Entonces a callar». Mi abuela Juanita soltó una perla que siempre llevaré conmigo porque me pareció una respuesta muy sabia y muy acertada.